Somos muchos los que le hemos dado la vuelta al calcetín para poder sobrevivir y hemos re-creado nuestro modelo de negocio.
¿En qué punto estás tú? ¿Te pasas el día trabajando sin parar pero no llegan los resultados? ¿Quieres conseguir más dinero pero no tienes más horas para dedicar a tu trabajo? ¿Tu mercado se ha quedado pequeño pero no sabes cómo dar el salto para crecer?
Esta es la historia de todos los profesionales de servicios. También la mía.
Desde que decidí trabajar por mi cuenta (¡ya hace más de 10 años!), mi día a día estaba lleno de retos interminables: conseguir nuevos clientes, presentar proyectos, ejecutarlos, actualizar mis conocimientos de manera constante como compromiso y garantía de calidad…
La verdad es que no puedo quejarme de cómo iban las cosas porque, a pesar de la crisis, yo seguía teniendo clientes, proyectos y mis números salían. Pero la verdad es que estaba atrapada en el típico modelo de negocio del sector servicios:
Pero las horas son finitas. Así que aquí estaba mi techo de cristal. “Si quieres más dinero, trabaja más horas…”
En realidad, tenía los típicos problemas de un negocio convencional 100% onlife:
− Mi radio de acción estaba muy limitado (negocio local)
− Mi dedicación horaria tenía un tope (aunque fuesen 16 h/día)
− Mi salud estaba en riesgo (no podía asumir más trabajo, aunque quisiera ingresar más)
− No podía planificar mi estrategia de negocio, porque no tenía tiempo
− Lo urgente no me permitía ver lo importante, que a menudo se quedaba sin hacer
− Vivía inmersa en un bucle sin fin de trabajo a destajo
¿Te suena todo esto? Porque me consta que mi situación no era muy distinta a la de la mayoría de profesionales, freelances y pequeños empresarios.
La parte positiva es que siempre he sido inconformista, soy muy curiosa, me encanta aprender y los retos me dan una energía increíble… Por eso decidí reinventarme: para poder tachar de mi lista todos estos problemas que acabo de enumerar.
REINVÉNTATE EN 5 PASOS:
Escribe los 3 pilares fundamentales de tu estilo de vida.
Así como lo oyes. Yo no empecé por analizar resultados ni rentabilidad. Porque, ya que vas a ponerlo todo en cuestión, mejor empezar bien y construir algo sostenible que se ajuste a lo que de verdad deseas y necesitas. Aunque llegue el dinero (¡mucho dinero!) puede ser pan para hoy y hambre para mañana si al final estás como ahora: agobiado y harto.
Así que toma bolígrafo y papel (para esto, no me gusta el teclado). Pon por escrito, en una hoja en blanco, cuáles son tus 3 condiciones indispensables para que tu vida sea como tú quieres. Y no te estoy hablando de dinero.
En mi caso, escribí:
- Quiero algo que me haga sentir generosa porque aporta algo de valor a los demás. Así que quiero ayudar a que la gente cumpla sus sueños, como yo lucho por cumplir los míos. ¡Soy buena en esto!
- No quiero condicionantes geográficos. Quién sabe lo que nos depara la vida. Así que no puede ser un negocio 100% local.
- Quiero un modelo de negocio escalable: aplicar una metodología que me permita ser más productiva y conseguir mejor rentabilidad de mi experiencia y de mi tiempo.
Revisa tus servicios y escoge solo los que te permitirían llevar esa “vida ideal”.
Para mi, esto significó un esfuerzo enorme porque al principio todo era un mar de dudas. Si todo me gustaba, qué podía dejar fuera: los menos rentables, los vampiros de tiempo, los que menos vendía aunque me gustasen más…
Sinceramente, creo que esta es la parte más difícil. Dejar de “pensar como siempre” y mirar solo hacia adelante, sin dejarte intoxicar por lo que eres ahora y por lo que haces, por lo que se espera de ti, por lo que crees que debes hacer.
Yo decidí centrarme en lo que me gusta: la planificación estratégica orientada a la venta. Pero seguía dudando: hoy si, hoy no. Al final, el empujón final fue hacer una simulación económica de mi situación real y de mi situación ideal para comprobar que era viable.
Empieza a hacer ajustes en tu catálogo de servicios.
Yo me sentí como una auténtica kamikaze suicida. Empecé a tachar servicios de mi portfolio, a decir que no a algunos proyectos. Porque cada vez que aceptaba, era un paso atrás en mi camino a conseguir la vida de libertad que deseaba.
No te creas que va a ser fácil “matar” servicios. Yo tardé 2 años enteros en reunir la valentía necesaria para decir NO a lo que me apartaba de mi foco.
Mi recomendación es que pongas en orden tu lista actual de servicios.
Hazte 2 columnas al lado y anota: cuánto dinero te ha dado cada una en el último año y puntúa el nivel de satisfacción que obtienes de ejecutar cada trabajo. Seguro que de este dibujo tan sencillo, sacas tus primeras conclusiones…
Date cuenta del peligro de “entrar en un bucle” y cambia tu forma de trabajar.
Como ya te he dicho, tardé 2 años en concretar qué iba a hacer y decidirme a pasar a la acción. Y sinceramente, no sé porqué demonios tardé tanto porque en todo ese tiempo no descubrí nada que no supiese. Así que cuando por fin vi la luz y supe que era el momento, tuve claro que no quería perder ni un día más.
Dejé de querer la empresa perfecta. Entendí que no iba a ser el nuevo Einstein del inbound marketing. Me di cuenta de que necesitaba mentes despiertas a mi lado de las que aprender. Agradecí encontrar, después de la búsqueda, a personas inspiradoras.
¿Para qué vas a perder tú todo este precioso tiempo? Estoy convencida de que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Es decir, que a veces queremos ser tan perfectos que nos perdemos en excusas que nos paralizan. Y no es que dejemos de hacer lo mejor: es que no hacemos nada.
Olvídate de las versiones definitivas. Trabaja en permanente versión beta. Porque lo quieras o no, tu negocio va a evolucionar siempre: es un ser vivo que se adaptará constantemente al mercado, a las necesidades de tus clientes, a sus sueños.
Sé honesta en lo que puedes ofrecer y también en tus propias limitaciones. No pasa nada si no llegas a todo: simplemente, no lo prometas y no defraudarás a nadie. Pero vuélcate con pasión en lo que hagas y rodéate de gente que te mueva, que te incite, que te despierte y que te incomode. Sal de tu zona de confort.
Construye un calendario visual de retos a corto plazo.
No hay nada como conocerse bien. Si tú también tiendes a procastinar las decisiones importantes (dejar para mañana lo que puedes hacer hoy), tú mejor amigo puede ser un simple calendario anual donde anotes los retos profesionales que te vayas a marcar.
Porque así el tiempo no pasa sin que te des cuenta. Aunque desde luego, pasa… Pero al menos, sientes la presión de que no estás donde tú quieres estar. Y a veces, este remedio tan sencillo te puede ayudar a coger el toro por los cuernos y empezar a hacer algo.
¿Te suena todo lo que te cuento? ¿Estás en ese bucle de querer y no hacer?
La pregunta por la que puedes empezar es ¿qué es lo que siempre dejas para otro día? Y poder construir a partir de aquí una lista de los principales obstáculos que te resistes a saltar…