Si te sientes una incompetente en tu negocio, estás de enhorabuena.

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¿Te sientes como una mujer orquesta intentando llegar a todo y sin tiempo para profundizar en nada?  ¿Te has dado cuenta de que hay tantas teclas que tocar en tu negocio que no sabes por dónde empezar? ¿Tienes la sensación de que te has quedado obsoleta y que estás perdiendo el tren?

Si de verdad crees que eres una incompetente, déjame decirte que estás en el buen camino. ¡Sí, tal y como lo oyes!

Como decía el filósofo Séneca, “saber que no sabes nada”, es el primer paso para empezar a avanzar. Por lo tanto, si te encuentras en este punto, quiero animarte con un mensaje optimista: darte cuenta de tus limitaciones es una actitud positiva y necesaria para superar todas la barreras que ahora mismo no te dejan conseguir resultados.

De hecho, esta es la diferencia entre las personas que consiguen triunfar y las que se conforman con la mediocridad.

 

¿POR QUÉ ME ATREVO A DECIRTE ESTO? 

Justamente porque el motor del aprendizaje es tomar consciencia de todo lo que queda por saber, de todo lo que hay que superar y de todo lo que uno necesita aprender para poder asumir retos y superarlos.

No conozco a nadie que sepa hacerlo todo. Y tampoco creo que tú conozcas a muchas personas así. Pero seguro que si conoces a gente despierta, que te transmite una gran vitalidad, y que percibes como proactivas, inquietas y curiosas. Y probablemente, ves en ellas habilidades y conocimientos que ahora mismo te parecen increíbles o incluso que surgen de la nada. Parecen talentos naturales.

Pero la verdad es que en la mayoría de los casos, no es así. No conseguimos mejorar por arte de magia o sin darnos cuenta… En la mayoría de los casos, el proceso empieza justamente por querer mejorar. Es decir, por habernos dado cuenta de que somos “incompetentes” en algo y querer aprender.

 

¿COMO CUÁNTO DE INCOMPETENTE ERES?  

Hace ya muchos años (¡en 1969!) Martin M. Broadwell habló de las distintas fases del aprendizaje: este concepto me encantó porque nos hace, de forma sencilla, una radiografía en la que puedes reconocer cuál es tu “grado de sabiduría” y qué futuro te espera… (no en el sentido esotérico de la palabra sino de esfuerzo).

Soy una incompetente y aún no lo sé.  

Si estás en este nivel, seguramente ni te reconocerás. (Me sonrío). Porque es aquel dulce limbo en el que no te das cuenta de lo que no sabes hacer. Así que no crees necesitar la ayuda de nadie ni la vas a aceptar cuando te la ofrezcan ¿Te suena? Seguro que conoces a alguien así y te parece prepotente, orgulloso y (por qué no decirlo) un imbécil.

De todas formas, aún no está todo perdido. Esta actitud puede venir provocada porque aún no ha descubierto su incompetencia (¡hay esperanza!) o, lamentablemente, porque se ha resignado a lo que es hoy. Esta situación sería la típica de alguien que lleva muchos años en el mismo puesto de trabajo y como sabe cuáles son los protocolos, cómo se rellenan los papeles, etc. cree que no hay más que aprender…

A esto se le llama, incompetencia inconsciente.

Madre mía, no sé hacer nada de esto…

Aquí te das cuenta de que no sabes hacer algo (mucho o poco, me da igual) y eres lo suficientemente valiente como para buscar ayuda: un libro, un tutorial, un curso, un mentor…

Al principio, cuando reconoces tus limitaciones, evidentemente no te sientes nada feliz (más bien lo contrario): no sabes si serás capaz de conseguir aprenderlo, no sabes dónde buscar, te da pereza, incluso puede darte vergüenza reconocerlo en voz alta…

Pero no te dejes vencer por este sentimiento inicial: estás en fase de incompetencia consciente. De verdad que es la chispa que necesitas para ponerte en marcha. Hay carreras profesionales que no han avanzado por no saber a quién pedir ayuda o por no asegurarse de encontrar la más adecuada.

Ya lo sé hacer ¡pero me cuesta muchísimo! 

Tu deseo de mejorar y tu valentía han podido con la fase anterior y te has puesto en marcha. Ahora los sentimientos negativos iniciales se van equilibrado con pequeñas recompensas y logros.

Vas aprendiendo e intentas llevarlo a la práctica. Pero lógicamente, todavía dudas en cada paso, repasas los procesos una y otra vez, incluso se abren nuevas lagunas donde bucear… La verdad, aplicar lo aprendido te requiere una buena dosis de esfuerzo. Porque estás en fase de competencia consciente: todavía debes poner los 5 sentidos en lo que haces y cómo lo haces

En este punto quiero prevenirte: no te pongas el listón demasiado alto porque corres el riesgo de caerte en el camino. Así que, ya que fuiste consciente de tus limitaciones, toma ahora también consciencia de la velocidad de crucero que puedes coger.  No te agobies: siente el compromiso pero confía en tu propio ritmo, así no te bloquearás.

¿Que cómo hago qué? Pues es que me sale así, de natural… 

Imagínatelo: ya ni siquiera te estás dando cuenta de que estás aplicando las estrategias y las técnicas que aprendiste… Porque has conseguido automatizar lo aprendido. No tienes que esforzarte de forma consciente porque has incorporado y asimilado una nueva forma de pensar y actuar.

Felicidades: esta es el grado de auténtico maestro (la competencia inconsciente). O dicho de otra forma, lo que muchas veces reconoces en otras personas como “talentos naturales” son muestras de haber automatizado aprendizajes (aunque algunos pudieran darse de forma involuntaria, simplemente por imitación).

En este momento, eres capaz de sentirte responsable tanto de tus éxitos como de tus fracasos. Probablemente eres autocrítico y te gusta analizar tanto lo que salió bien como lo que salió mal, para sacar conclusiones e incorporarlas al bucle de aprendizaje que ya forma parte de tu manera de vivir.

 

¿QUÉ PIENSAS HACER AHORA?

Espero que después de reconocerte en uno u otro nivel, la única conclusión que hayas sacado es: ADELANTE.

Porque este es el objetivo con el que escribo este post. Como mentora de marketing y comunicación, recibo demasiado a menudo mensajes de personas que se disculpan por no saber, que se avergüenzan de haber quedado atrás, de haberse equivocado o simplemente se sienten pequeñas e inseguras por tener que pedir ayuda. 

¡Por favor! Yo creo que dar este paso al frente es lo mejor que puedes hacer por ti y por tu negocio. Porque si hay algo que sabes seguro es que, durante tu vida, algunas veces te vas a equivocar. Y voy a decirte algo sorprendente: tu objetivo no es ganar siempre. Tu objetivo (y tu obligación) es analizar, en cada caso, por qué has ganado y por qué has perdido. Así es como se aprende.

De hecho, si aceptas que puedes cometer errores y equivocarte, entonces este tu momento. Ponte en marcha, toma las riendas del cambio y decide cómo vas a empezar a caminar. Busca a alguien que te pueda enseñar lo que necesitas y que te ayude a alcanzar tus objetivos.

Por propia experiencia personal, te aconsejaré que busques una mentora, una maestra, una guía… Porque además de recoger el saber que puedes encontrar en libros y otros, también recoge la experiencia directa y su propio aprendizaje de prueba-error- (entre otras cosas).

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soy Gloria Martínez.
Tu mentora de negocios.

Aceleradora de negocios, agitadora de  mentes y facilitadora de soluciones. 

Mi objetivo es ahorrarte tiempo, esfuerzo y dinero.

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